lunes, 7 de enero de 2013

CADENA DE ORACIÓN

Las víctimas de accidentalidad vial en lugar de disminuir, aumentan. Por cada víctima de accidentalidad vial hay una serie de personas que se ven afectadas en el trabajo, la escuela, la familia, los círculos de amigos.

La accidentalidad vial tiene costos enormes para la sociedad, para sus familias y para los afectados.

La accidentalidad vial es un problema de salud pública en los países del mundo, pero es un fenómeno silencioso que aunque suma más de 1,2 millones de muertes al año en el planeta y más de 50 millones de personas heridas en el mundo anualmente, se convierte en un problema privado de las víctimas y de sus familias.

El Estado tiene responsabilidades en la prevención y la atención de la accidentalidad vial; los diseños, demarcaciones y estado de las vías deben ser óptimos para la defensa de la vida.

Los ciudadanos también tienen responsabilidades como el mantenimiento de sus vehículos y el respeto y acatamiento de las señales de tránsito, las demarcaciones y la autoridad vial.

Las empresas transportadoras son corresponsables de la accidentalidad que originen sus vehículos y conductores.

Los conductores también son responsables de la accidentalidad vial.

Por su parte los sistemas de salud y de justicia deben garantizar la atención de las víctimas y sus familias.

El sistema de salud debe garantizar la recuperación de la salud cuando esta es posible y el tratamiento psicoterapéutico a las familias que pierden sus seres queridos por causa de la accidentalidad vial.

El sistema de justicia debe garantizar las indemnizaciones económicas a que haya lugar y la aplicación de la ley para los responsables. Ofrecer asesoría socio-legal a las víctimas y sus familias. El Estado y los victimarios deben apoyar la recuperación económica de las familias.

A la par con estas acciones, todos podemos orar por las víctimas de accidentalidad vial y sus familias.

Haga clic en el vínculo de "comentarios" para incluir su Oración especial por alguien en particular, por las víctimas que ha dejado la accidentalidad.

O también por las que dejará hasta que la sociedad, los ciudadanos y el Estado sean conscientes de que es posible cuidar y defender la vida en las calles, avenidas y carreteras de nuestros países y continentes.

Es posible que con Fe, Esperanza y Solidaridad logremos entre todos los cambios que necesita la sociedad para prevenir, evitar y mitigar los efectos de la accidentalidad vial en las personas.